"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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21-01-2010 |
Revolución y post-modernidad
El ex Embajador de Ecuador, Dr. Edmundo Vera Manzo, dignísimo representante de ese pueblo hermano, nos ha dejado un valioso folleto titulado “Si crees que tienes totalmente la razón, estás totalmente equivocado” y “El vacío post-moderno y el sentido de la vida”, inspiradores de este artículo del que, obviamente, quien escribe es exclusivo responsable.
Los conceptos científicos actuales (desde Albert Einstein, Max Planck, Nils Bohr, etc.) enseñan la relatividad y complementariedad de todo conocimiento. De ellos se desprende la actitud humilde ante la imposibilidad de obtener la Verdad (con mayúscula), en términos absolutos, la comprensión de que siempre se puede conocer más y sin embargo siempre falta algo nuevo por conocer. A partir de esa relatividad del conocimiento, los ideólogos del gran capital han pretendido hacer tabla rasa de una serie de conceptos y valores adquiridos, apropiados por el saber al servicio de las mayorías populares. Toda valoración sospechosa de transgredir la dominación `natural' o divina con `utopías fracasadas' (la liberación nacional, el socialismo, la Revolución) aparecen ridiculizadas y sus defensores tratados como imbéciles o locos, que se habrían estancado en las realidades superadas del pasado. Así, ser socialista en este tiempo es propio de `dementes' -caso de Chávez, cuya demencia se vuelve muy nociva por contagiosa- o en el más benévolo de los casos, de románticos soñadores que vuelan sin posarse en la tierra. ¡Socialistas hoy! ... se asombran desde la caída de la Unión Soviética ciertos intelectuales que por tener tan puestos los pies en la tierra pueden hasta justificar los vuelos de la muerte.
Toda esa `superación' científica se esconde bajo la palabra mágica `globalización'. La `globalización' explica, fundamenta y justifica todo, para lo cual, claro está, hay que desconocer que la `globalización' (sin ese membrete) ya la analizaron, entre otros, los alemanes redactores de “El Manifiesto Comunista” hace más de 160 años. Y que se origina en los contactos de los europeos con el `Nuevo Mundo', cuando el Viejo y el Nuevo se encontraron por vez primera.
Pero como los `locos' o `leprosos' del presente, como quien escribe, son porfiados, fastidian intentando explicaciones sobre lo `superado'. O tocan siempre la misma melodía del `catecismo' marxista, o se entierran en el fango de re-estudiar a Lenin y la Revolución Rusa, con el fin de extraer conclusiones para este presente.
Ante todo, los `locos' molestos, plantean a las nuevas generaciones impregnadas de post-modernismo problemas similares a los planteados hace décadas a las generaciones precedentes, sintetizable en un Gran Problema: ¿tiene sentido `dedicar' la vida a la construcción colectiva, a pensar más en los otros que en uno mismo, en vez de dedicarse a `disfrutar' la vida sumergidos en placeres para la satisfacción individual?
Los más de nuestros mayores decían que “la caridad empieza por casa”, por cultivar la familia, criar a los hijos sin hacer peligrar la felicidad preocupándose de los `atorrantes' o de los niños vietnamitas. Su pensamiento –eso sí- estaba disociado, porque a la vez era de buen gusto declararse artiguista `olvidando' que ese otro `loco' del pasado también `abandonó' a sus hijos para tratar de `arreglar' el mundo. Mientras esa cultura impregnara a la sociedad, el control ideológico, la `hegemonía' (esa `mala palabra' o término `odioso' que disgusta a algunos) estaba asegurada. Simultáneamente, los militares adiestrados en la Doctrina de la Seguridad Nacional, se encargaban de custodiar el orden imperial. Solo una minoría de nuestros mayores tuvieron otra actitud y defendían `absurdos' tales como la dignidad de las personas y de los pueblos, conscientes de que la tesis de la inacción conducía a un brutal retroceso en todos los campos.
Alerta jóvenes de hoy: cuando la contrarrevolución avanza por el continente es inteligente pensar en lo que sucedería si los militares impunes -como han hecho los de Honduras- volvieran a sus andanzas del Plan Cóndor, o si los Piñera o nuestros reaccionarios golpeados, con el visto bueno de los círculos fascistas, retomaran todos los controles del poder, incluido el gobierno. Pensar y aprender de las Revoluciones de los Lenin, de los Mao, de los Castro, de los Chávez, de los Correa y de los Morales, de sus aciertos y de sus errores, es un ejercicio saludable tendiente a preservar la vida del planeta, de los pueblos y la dignidad de los seres humanos.
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